Hace pocas fechas conocíamos que según un estudio llevado a cabo por la Universidad de Sidney, el aumento de la fuerza muscular podría tener un efecto positivo en el funcionamiento de nuestro cerebro.

El estudio, publicado en la prestigiosa revista The Journal of American Geriatrics, se realizó a más de 100 adultos con deterioro cognitivo leve, de entre 55 y 68 años. Un espectro de población con un alto riesgo de desarrollar Alzheimer y demencia.

Para realizar la investigación, estos pacientes fueron divididos en 4 subgrupos a los que se les asignó la realización de diferentes tipos de actividades físicas, cardiovasculares y de resistencia, así como ejercicios de fuerza. Mientras tanto, el grupo de control permanecía sentado, sin llevar a cabo ningún tipo de actividad. Todos ellos fueron monitorizados para comprobar cómo era su respuesta cognitiva ante cada ejercicio.

El estudio arrojó la conclusión de que existe una relación proporcional entre una mejora de las funciones cerebrales y la ganancia de fuerza muscular. Esta relación apuntala la teoría de que el ejercicio físico regular y controlado resulta altamente beneficioso, ya no sólo a nivel físico o de fuerza, sino que también beneficia las funciones cerebrales y protege ante el deterioro cognitivo.