En pleno mes de agosto, quien más quien menos ya se ha calzado unas chanclas en verano. Par ir a la playa a la piscina o incluso para ir a trabajar, las chanclas son uno de nuestros calzados del verano. Sin embargo, este calzado puede producir fascitis plantar, grietas y diversas lesiones…si se utiliza más horas de lo necesario.
Fascitis Plantar
Las chanclas suelen tener una superficie plana y muy fina lo que no permite amortiguar los impactos del pie al caminar. Esto se traduce en una tensión excesiva que termine en unas fascitis plantar. La fascitis plantar es una inflamación del tejido que va desde el hueso del talón a los dedos. Resulta muy molesta ya que es una zona con importantes funciones biomecánicas.
Rozaduras y Ampollas
Las tiras de las chanclas que va entre los dedos pueden provocar ampollas y rozaduras. Generalmente los materiales de los que están compuestos, no son materiales transpirables lo que favorece la aparición de estas pequeñas heridas que pueden resultar molestas.
Aparición de bacterias
El material de las chanclas suele ser plástico, un material no transpirable que acumula bacterias que favorecen el mal olor de pies o incluso la aparición de hongos.
Dolores Posturales
Las chanclas dejan demasiada libertad a nuestro pie que no queda sujeto. Nuestra pisada puede verse modificada y terminar por generar dolores posturales. Si utilizamos este calzado en exceso, el apoyo limitado del puente del pie puede causarnos dolores de espalda, cadera y rodillas.
Quemaduras
Solemos olvidarnos de la crema solar cuando vamos calzados. Las chanclas dejan expuesta gran parte de la superficie del pie por lo que de no aplicarnos crema de forma recurrente podemos quemarnos con mayor facilidad.
Nuestro consejo es que este verano utilices las chanclas para situaciones específicas como bajar a la playa o la piscina. Para caminar y estar en casa, utiliza sandalias de tejidos transpirables como la tela o la piel y asegúrate que el calzado tiene una buena sujeción del pie.