
Hoy día casi el 10% de la población mundial padece algún tipo de dislexia, el trastorno cognitivo que dificulta la lectura. Uno de los grandes problemas a los que se enfrenta la comunidad médica a la hora de tratar esta disfunción es su diagnóstico tardío. Aún hoy para saber si un niño es disléxico hay que esperar a que cumplan los nueve años de edad.
Esto podría cambiar, ya que un estudio publicado por el Basque Center on Cognition, Brain and Language (BCBL) en la revista científica Frontiers in Psychology viene a demostrar la relación que existe entre la capacidad de los niños para aprender a leer y su capacidad auditiva. De esta manera sería posible detectar el riesgo de dislexia en una edad aún temprana, y desarrollar programas de entrenamiento y paliación de dificultades lectoras con antelación.
La investigación concluye que la capacidad de los menores para escuchar y procesar el lenguaje hablado es clave a la hora de aprender a leer. Así, los niños que no son capaces de procesar adecuadamente las ondas de frecuencia baja -acentos, tonos y entonaciones del lenguaje- presentan más dificultad a la hora de decodificar correctamente los fonemas y las palabras. Una circunstancia relacionada con la capacidad lectora y sus posibles trastornos asociados.
Los investigadores del centro vasco creen que midiendo las capacidades auditivas de los niños desde una temprana edad se puede saber si estará expuesto a presentar algún problema con la lectura y, en consecuencia, a desarrollar dislexia. Además, se pueden desarrollar antes de los 9 años entrenamientos basados en la prosodia y los ritmos del lenguaje, y problemas de paliación de dificultades lectoras. Todo ello con la mirada puesta en mejorar las habilidad lectora del menos y evitar posibles futuros trastornos.