
Los ictus son interrupciones del flujo sanguíneo a causa de una rotura u obstrucción. También se conocen como accidentes cerebrovasculares. En estos casos, la rehabilitación resulta fundamental.
¿Qué es y qué tipos de ictus existen?
Se trata de una enfermedad en la que las células nerviosas dejan de funcionar por una falta de oxígeno. Podemos encontrar diferentes tipos:
1.- En primer lugar, el ictus isquémico (también conocido como un infarto cerebral) se produce a causa de un coágulo o trombo que obstruye una arteria.
2.- Por otro lado, el ictus hemorrágico, que es el menos frecuente, se genera por la rotura de un vaso sanguíneo.
Síntomas
Los síntomas pueden variar, y no tienen por qué presentarse todos al mismo tiempo. En función del lado afectado del cerebro, algunos de ellos son la pérdida de equilibrio o de coordinación, la visión difusa en alguno de los ojos, hormigueo en la cara, en una pierna o en un brazo, debilidad muscular o un dolor de cabeza intenso.
Causas
Las causas dependen del tipo de ictus. En el caso del hemorrágico, es por la rotura de una vena o arteria dentro del cerebro o debido a una fibrilación auricular, que es la arritmia más frecuente. En el isquémico, se debe a la limitación total o parcial del flujo sanguíneo.
Gravedad
Las patologías pueden llegar a ser muy graves. No hemos de olvidar que, en los países desarrollados, estos dos tipos de ictus constituyen la tercera causa de muerte en adultos.
La importancia de la rehabilitación de un ictus
La rehabilitación de un ictus es fundamental para minimizar las discapacidades que se experimentan a causa de ellos o las secuelas que dejan. Además, ayuda al paciente a reintegrarse socialmente.
Los ictus se presentan de distintas formas y con diferentes síntomas que nos ayudan a una detección temprana. Esto es clave para una correcta rehabilitación.